lunes, 19 de marzo de 2012

La metafora del tiempo

El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohíbe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla. Es el modo tortuoso que prefirió, en cada uno de los meandros de su infatigable novela, el oblicuo Ts'ui Pên. (...) no emplea una sola vez la palabra tiempo. La explicación es obvia:"El jardín de senderos que se bifurcan" es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas la posibilidades."1
Realmente Borges es un mago de las palabras. Al leer este relato me he perdido y, realmente creo que ésta es la intención de Borges, que nos perdamos en su laberinto infinito. Si escojo este sendero mi salida del laberinto será totalmente diferente a si elijo este otro. Pero ¿ y si elijo los dos?. Realmente puedo vivir diferentes vivencias, y circunstancias, podría acontecerme esto y aquello, sin necesidad de la disyuntiva a la que estoy acostumbrada. Tsui Pen dice "Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan", donde todos los desenlaces son posibles. Un invisible laberinto de tiempo. El libro del que habla el relato y el laberinto un solo objeto.¡Vertiginoso! y Contradictorio.

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